martes, 8 de noviembre de 2011

Era un día nublado y con un frío muy helado, por lo cuál iba abrigada. La calle estaba solitaria, excepto por mi presencia. Me dirigí al parque y me senté en el balancín, este hizó un sonido chirriante al balancearme. Cojí el móvil y puse música, la música que recuerda a él. Hoy, se hacía un año, un año sin él, de nuestro primer ADIOS.
Y en ese momento, en el que se me escapaba una lágrima, miré hacia el otro balancín. Allí estaba él, sentado en el otro balancín, mirándome con una sonrisa en tu cara. Me limpió las lágrimas y me abrazo y algo llenó mi interior, pero sentí como si callese al vacio. Entonces, me levanté de golpe, miré a mi alrededor, estaba en mi habitación. Todo era un sueño, un magnífico sueño que terminó en una pesadilla. Tenía que volver a la realidad.. Ese impulso tan fuerte que dí para poder despertar fué muy fuerte y doloroso, mi propio cuerpo sabía que tenía que despertar de aquel sueño, que no debía de seguirlo o si no acabaría peor que ahora.
Ya se hacía un año sin el, sin sus besos, caricias, abrazos, sonrisas... TODO ÉL se había ido y yo ya no podía hacer nada, excepto sentir esa nostalgia y amor hacia él.

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